Mi mejor fracaso
CULTURA EMPRESARIALQué miedo nos da la palabra fracasar y cuántas frustraciones nos genera fracasar, pero qué importante es fracasar. Y vuelvo a repetirlo: fracasar. Con todas y cada una de sus letras.
Fracasar es esencial para avanzar dicen los libros de autoayuda, pero es algo que preferimos que no nos toque vivir en nuestra propia piel.
Y a mí me tocó hacerlo. Vaya si me tocó. Y de eso quiero escribiros hoy en este post. De MI MEJOR FRACASO.
Pero dejemos de lado todo este misticismo y situémonos en 2012. Hará ya hace 10 años. Cuando un joven e inconsciente Gorka se dirigía a elegir qué es lo que iba a estudiar. Había muchas opciones posibles, pero solo una que le sonara bien en su cabeza: Ingeniería Industrial. ¿Por qué? Ni hoy sé responder a esa pregunta, pero en ese momento tenía todo el sentido del mundo. Y si volviera al pasado, teniendo la información que entonces tenía, repetiría esa decisión sin dudarlo.
El primer año fue un camino de rosas, sin duda, pero a partir de ahí… solo había espinos donde pisar. Y no fue fácil. Como no lo fue tampoco tener que aceptar que me había confundido, que estaba perdido. En definitiva, que había fracasado. Da miedo pensar que has fallado y genera mucha ansiedad tener que decírselo al resto. Más aún en una sociedad donde la debilidad no es percibida como un valor y donde ser débil y el fallo se castigan con la risa, el desprecio o la condescendencia. Surge una lucha interna que física y mentalmente acaba desgastando mucho. No quieres admitir que has fracasado, aunque eso es exactamente lo que más necesitarías hacer.
Y eso es lo que acabó sucediendo. Todo aquel peso que llevaba dentro, toda aquella presión un día pude expresarla. Y qué bien sentó.
Pero el camino no acababa ahí. Una vez sabes que has fallado tienes que entender por qué. ¿Qué es lo que no me llenaba? ¿Qué echaba en falta? ¿Cómo suplía esa carencia? ¿Cómo podría suplirlo? Y un largo etcétera.
Y al final, acabas encontrando respuestas. No sin dedicar horas de psicólogos, pedir consejo a amistades, familiares… Es un camino de prueba error hasta acabar entendiendo por dónde está la dirección correcta. Porque no siempre es fácil encontrar a la primera una luz al final del túnel.
Gracias a ello, acabé formándome en algo que realmente me llenaba. Donde podía conjugar todo aquello que me seguía gustando de la ingeniería con un pensamiento más creativo. Y poco a poco, a más iba conociendo y aprendiendo, más veía qué es lo que quería hacer. Más sentía que esta vez sí había acertado. Más entendía qué es lo que me motivaba y cómo podía transformar eso en mi profesión de futuro.
Encontré mi sitio gracias a haber fracasado. Y no fue cosa de un día. Fracasar es un proceso de prueba y error, de tratar de buscar caminos nuevos, de diseñar alternativas… hasta encontrar tu espacio. Y eso es lo que los diseñadores y diseñadoras hacemos.
¿Fracasar? Sí, pero fracasar rápido. Y fracasar barato. Algo en lo que somos muy buenos en eso.
El prototipado, la iteración, el aprendizaje y la vuelta a prototipar son nuestras señas de identidad. Y son una herramienta muy potente si las aplicamos al mundo empresarial.
Nadie quiere que su negocio fracase. POR SUPUESTO. Pero nadie sabe la receta del éxito. Por desgracia.
Sin embargo, sí existen formas de manejar la incertidumbre y minimizar riesgos en un negocio, de manera que seamos capaces de acercarnos a lo que catalogamos como éxito. Que para cada persona y empresa será algo diferente.
¿Cómo?
Fracasando. Pero fracasando pronto.
¿Por qué desarrollar un negocio o un servicio en su integridad sin asegurarse previamente que va a funcionar? ¿Por qué esperar hasta el final a saber si lo que tenemos entre manos es un éxito o un fracaso?
Ve diseñando poco a poco, minimizando los riesgos y haciendo las pruebas necesarias para ir asegurando que vas bien encaminado. Y si algo no va como debería, si fracasas, podrás dar marcha atrás rápido sin perder mucho en el proceso. Que puedas pivotar, cambiar la dirección, seguir probando hasta llegar al éxito sin gastar demasiado tiempo, dinero o esfuerzo. ¿Con qué objetivo? Evitar la posibilidad de darte de frente contra la realidad una vez hecha toda la inversión. Es decir, fracasar barato. Si tu negocio no funciona, tienes que saberlo cuanto antes. No pierdas mucho dinero en cada intento. Prototipa, prototipa y vuelve a prototipar
Pero no es cuestión de hacer pruebas por hacer. Claro está. ¿Cuál es tu objetivo con ellas? Plantea para qué las vas a usar y define cuáles son las métricas que vas a tener en cuenta para medir el éxito o no de cada prototipado.
A mí me llevó cuatro años darme cuenta de que el camino que llevaba no era el adecuado, ¿cuánto quieres que te lleve a ti?
De esto, en resumen, es de lo que trata el Design Thinking. O pensamiento de diseño para no perdernos con palabras en inglés. No se trata de una invención nueva, por supuesto, pero sí una manera de ordenar todo el proceso en una serie de pasos. Un proceso extrapolable al diseño de un producto, de un servicio, de una experiencia o de todo un modelo de negocio.
En Hecho&Co. tenemos las herramientas y el conocimiento para acompañarte en ese proceso. Cuéntanos tu idea, validemos que tiene sentido, diseñemos una hoja de ruta para hacerla realidad y lancémonos a probar, fracasar, medir, iterar, probar, fracasar, medir, iterar… hasta hacer que eso que era una idea sea un negocio rentable, viable y factible.
Agenda una reunión y hablemos. ¡Estamos deseando conocerte!
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Gorka